jueves, 26 de agosto de 2010

La Derecha otra vez pidiendo “más seguridad”, los Kirchner judicializando la protesta y la miserable política de la centroizquierda

Los diarios y los medios de TV nuevamente han salido a llenar sus planas con la problemática de la “inseguridad”. La radio de la mañana nos despierta con muertos y heridos por un asalto, el diario nos desayuna con la falta de seguridad en los country y el noticiero de la noche nos advierte que podemos morir al día siguiente en mano de los “delincuentes”.

Las campañas derechistas piden mayor policías en las calles, más represión y mano dura contra los pobres. Felices deambulan personajes como Carrió, Duhalde, Solá, De Narváez, Cobos, Alfonsín o Macri exigiendo la reconciliación con las Fuerzas Armadas o diciéndonos que con políticas represivas van a terminar con la “inseguridad”.

Parece que no les alcanza lo que hace este gobierno. Veamos… Cuando allá por el 2003 asumía Néstor Kirchner (de la mano Duhalde, el asesino de Kosteky y Santillán) y nos hablaba de los Derechos Humanos, Aníbal Fernández decía que iba a atender la protesta social “con el código penal en la mano”.

Dicho y hecho, hoy son más de 5000 los procesados obreros y populares. Entre ellos podemos encontrar a Martino, preso por denunciar los crímenes del Estado de Israel; a los obreros presos en Las Heras, Santa Cruz; a trabajadores como los de Kraft, el Casino, Mafissa; a los asambleístas de Gualeguaychú, o muchos estudiantes como Jesica Calcagno, ex Presidenta del Centro de Estudiantes de Cs. Sociales de la UBA, Patricio del Corro, Secretario General del Centro de Estudiantes de Cs. Sociales de la UBA, y Juan Oribe, VicePresidente del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras de la UBA.

Tampoco faltó la represión a las luchas como la que sufrieron los obreros de Kraft que hasta les mandaron a la Montada por enfrentar una patronal yanqui; o los docentes neuquinos donde fue asesinado el maestro Fuentealba; o a los trabajadores del Casino entre muchas otras.

Pero como si fuera poco, el gobierno K, aprovechó los festejos del Bicentenario para plantear la “revalorización” con las Fuerzas Armadas. Los chupamedias de “6,7,8” tomaron nota de la intención de su ídolo y salieron a defender lo indefendible.

¿Pero qué se puede revalorizar de las FFAA genocidas de la última dictadura? ¿Será acaso con el Almirante Godoy, hoy a cargo del Ejército, que participaba de los vuelos de la muerte en la base naval de Mar del Plata? ¿Será con los miles de uniformados que empezaban su carrera militar en los 70’ torturando y asesinando, y hoy siguen en funciones?

Aunque el 95% de los genocidas estén en libertad y sólo se haya enjuiciado a algunos pocos figurones emblemáticos, nos dicen que las Fuerzas Armadas están “depuradas” y que el 76’ fue una “época negra” en la historia de los militares. ¿Acaso la historia no alcanza como prueba que los militares siempre estuvieron al servicio del capital extranjero, los grandes empresarios y terratenientes? ¿Qué fueron sino 1930, 1955, 1962, 1966 y 1976?

Nos dicen también que las Fuerzas Armadas defienden la soberanía nacional, pero son las Fuerzas Armadas que no les temblaba el pulso a la hora de torturar y estaquear a los jóvenes combatientes argentinos en Malvinas y se rindieron sin tirar un solo tiro frente a los mercenarios ingleses. Y son las que hoy sirven al imperialismo estadounidense garantizando la ocupación de Haití como parte de la Minustah, esas de la que Cristina dijo estar “muy orgullosa”, pero están acusadas de múltiples violaciones y asesinatos.

La intención de los K (y toda la oposición) es represtigiar a los militares y recomponer así un pilar esencial del régimen, que salga a defender las ganancias capitalistas cuando la organización y movilización de los trabajadores y el pueblo las cuestione. Ésa es la historia de las FFAA.

Reprimir “democráticamente”, esa es la política de la centroizquierda

La derecha pide más policías en las calles y por su parte la centroizquierda nos plantea la necesidad de democratizar a la policía. ¿Será la policía que tiene sólo en la bonaerense a más de 9000 uniformados que vienen de la dictadura? ¿Será la policía que mata un joven por gatillo fácil cada 24hs? ¿La que desapareció a Julio Lopez, Luciano Arruga, o asesinó a Rubén Carballo? ¿La policía que reprime las protestas sociales, la que golpea a los jóvenes en los recitales o en las canchas? ¿La que maneja los desarmaderos de autos, los negocios de la droga, el mercado de las redes de trata y prostitución? ¿La metropolitana de las escuchas de Macri? ¿La del caso Cabezas? ¿La de la masacre de Wilde, Nuñez, Ramallo entre tantas otras? ¿La que asesinó tres jóvenes en Bariloche?

Victoria Donda, defendiendo el “Acuerdo de Seguridad Democrática”, del que también son parte gente como Solá o Stolbizer, escribió en Página 12: “Para pensar esa seguridad que necesitamos debemos constituir una policía civil protectora de los ciudadanos/as, altamente capacitada principalmente en tareas de prevención y desactivación de organizaciones delictivas complejas. Esto no va a suceder si dicha institución no sufre un proceso de democratización profunda y deslinde total con esas mismas organizaciones criminales.”

Pero Donda no se da cuenta que el lema “al servicio de la comunidad” es una gran mentira. La policía es una institución creada y diseñada para defender la propiedad privada, para reprimir la protesta social y perseguir a los que no sean los “modelos” del sistema. Es la policía la llamada a reprimir a los trabajadores que enfrentan a las patronales, cabe recordar por ejemplo que la represión a los trabajadores de Kraft estuvo supervisada por la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires para que sea una represión democrática”.

Federico Engels, en el S. XIX decía que el Estado es un conjunto de hombres armados que defienden las ganancias capitalistas. Ese rol en nuestro país lo jugaron históricamente las Fuerzas Armadas, y hoy, dado el gran desprestigio de los militares, lo llevan adelante las fuerzas de seguridad.

También el cineasta Pino Solanas para no escapar a su vicio de entrar en la agenda de la derecha declaró que la inseguridad es un “grave problema” y que está dispuesto a “discutir en común con el kirchnerismo una política de seguridad”.

Esta es la miserable política que tienen los figurones de la centroizquierda para la juventud. Mientras tanto los jóvenes tenemos trabajos precarios, con salarios de miseria, o ni siquiera un trabajo como el 24% que está desocupado. Con suerte podemos entrar a la universidad. Los medios nos criminalizan y nos definen como “vagos” cuando vamos a la cancha, a los boliches (como la reaccionaria campaña mediática de las “previas”) o a los recitales. Nos discriminan por nuestra forma de vestirnos y por nuestras culturas. En los barrios la policía nos persigue, nos lleva por “portación de cara” y si nos negamos a robar para ellos nos matan a golpes como le hicieron a Luciano Arruga los policías de la bonaerense de Lomas del Mirador. Este es el mundo de los miles y miles de jóvenes que no somos los “nenes bien” de C5N.

Frente a esto nos plantean que la solución es una “seguridad democrática”. Hay que ser claros, no se puede reformar la policía. No es un problema de policía “malos” o de “errores y excesos”, es un problema de toda la institución. Así como no se puede resolver la “inseguridad” sin disolver a la principal banda de delincuentes que es la policía, no se puede estar en el campo de los luchadores obreros y populares planteando una simple (o profunda) reforma de uno de los principales elementos del Estado para ejercer su dominación. La miserable política de la centroizquierda termina legitimando la represión policial, eso sí, una “represión democrática”.

La lucha contra la mano dura y la represión tiene que partir de la disolución de las fuerzas represivas; trabajo y vivienda digna para todos los jóvenes y pobres, porque ningún pibe nace chorro; y para terminar con los grandes delincuentes de cuello blanco es necesario comisiones formadas por organizaciones de DDHH, sociales, de trabajadores y políticas que sean independientes del gobierno, la burocracia sindical y toda variante patronal.

Una gran campaña contra la mano dura y la represión, por el desprocesamiento de todos estudiantes y luchadores

La FUBA y los Centros de Estudiantes tiene que impulsar una gran campaña. Lamentablemente hoy la conducción de la federación no pueden tener una posición unificada, y oponerse al “Acuerdo de Seguridad Democrática”, ya que el Partido Obrero (que también plantea reformas a la policía o en su momento marchó junto a Blumberg) y La Mella, comparten la conducción de la Federación con la corriente SUR, de Victoria Donda, que defiende la posible “democratización” de la policía.

Seguimos el ejemplo de la compañera Carla Lacorte de Quilmes que logró en las calles con la movilización obrera y popular condenar al policía Salmo que la dejó en silla de ruedas por gatillo fácil. Ante la criminalización de la protesta social, cuando la oposición y el gobierno reabren el debate sobre la “inseguridad”, los estudiantes tenemos la tarea de organizarnos para levantar las banderas contra la mano dura, la represión, por el desprocesamiento de los luchadores obreros y populares.

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