
Luego de haber ganado varios Centros y Federaciones, lejos de sentar una nueva tradición en el movimiento estudiantil, las prácticas de la mayoría de las conducciones de izquierda fue sostener un statu quo en las organizaciones estudiantiles heredadas de la Franja Morada, pero con un discurso combativo. Por eso podemos ver intacta la estructura de los centros, en los cuales no sólo sigue habiendo centenares de militantes rentados en bares y fotocopiadoras sino que también la vida de las organizaciones estudiantiles se limita a las elecciones una vez por año, a reuniones de corrientes en la “mesa chica” de las Comisiones Directivas de los Centros de Estudiantes y alguna que otra asamblea. De esta manera, los Centros y Federaciones que conducen las organizaciones de izquierda no se han transformado en poderosas herramientas que permitan combatir la pasividad y el conservadurismo que existe en amplias franjas del estudiantado. Para explicar esto, distintas organizaciones de izquierda se excusan en que la situación “no da”.
Sin embargo, como discutimos en el Congreso, la pasividad también “se construye”. Esto quiere decir que los centenares de militantes que tiene la izquierda en universidades como la UBA o la UNLP no están puestos al servicio de romper la pasividad y construir un movimiento estudiantil militante que luche junto a los trabajadores y por la transformación de la universidad, sino que este gran peso militante se adapta a la pasividad y, en última instancia, fomenta la misma al no demostrar con su gran peso que otro movimiento estudiantil es posible. ¿Dónde está escrito, por ejemplo, que si los Centros conducidos por la izquierda en la UBA, que tienen cientos de militantes, se ponían al frente de la campaña por la aparición con vida de Luciano Arruga que impulsamos desde En Clave ROJA este año y a la cual se sumaron decenas de estudiantes en cada facultad, esa campaña no se podría haber convertido en un movimiento militante que entusiasme a miles y lo transforme en una gran causa universitaria? Hoy pasa lo mismo con la lucha de los obreros de Terrabusi. Contra la práctica rutinaria de la mayor parte de las agrupaciones de izquierda, que consiste en sacar declaraciones de apoyo y, en el mejor de los casos, poner poca plata para los fondos de huelga, desde En Clave ROJA estamos dando la batalla desde el CeFyL para construir en la acción un Centro militante que no sólo declame la unidad obrero-estudiantil sino que la lleve adelante en los hechos cortando la Panamericana junto a los trabajadores y cortando calles en Capital. La potencialidad de esta política lo demuestra no sólo la enorme repercusión en los medios masivos de comunicación que tuvieron los cortes que impulsamos desde En Clave ROJA como conducción del CeFyL, sino también que dichas acciones fueron tenidas en cuenta hasta por el Juzgado de San Isidro a la hora de emitir el fallo que rechazó la semana pasada la orden de desalojo en la fábrica. No tenemos dudas de que si cientos de militantes de izquierda toman esto en sus manos entusiasmaremos a centenares de activistas que tomen la campaña y la transformen en una causa militante. Lo mismo está planteado frente al golpe de Estado en Honduras.
Para esta práctica es necesario romper con toda la lógica sectaria y alternativista que prima en distintas agrupaciones estudiantiles. Es necesario llevar cada iniciativa a las organizaciones de masas y luchar por Centros militantes que en frente único y con libertad de tendencias, basados en asambleas, lleven adelante las reivindicaciones estudiantiles, las campañas por la unidad obrero-estudiantil y la lucha por la transformación de la universidad al servicio de los trabajadores y el pueblo, fortaleciendo y transformando a los organismos de masas de los estudiantes en polos de agrupamiento de la vanguardia juvenil. Con esa lógica hemos impulsado este año, por ejemplo, los dos números de la revista del CeFyL en los cuales escribieron las distintas agrupaciones de la facultad junto a docentes y estudiantes independientes. Y también, recientemente, hemos impulsado que la FUBA convoque a una reunión para discutir acciones en común de todos los Centros de Estudiantes por Terrabusi.
El movimiento estudiantil universitario tiene como principal tarea ponerse a la altura de los tiempos que se vienen, desempolvar sus organizaciones y convertirlas en trincheras de enfrentamiento a los planes de los patrones, para que esta crisis no la paguemos los trabajadores sino que la paguen los capitalistas.
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